Podría interpretarse como un ejercicio más de coloreado, dedicado a recordar la moda de los años 40 del pasado siglo, si bien con la desgana de acabar pronto sin entrar al detalle, al ser todo una farsa y un asunto muy serio. Así, lo que inicialmente vemos son un grupo de 4 mujeres elegantemente vestidas, tocadas con armiños y pieles que complementan unos abrigos de una aparente, excelente lana. Pero no es el caso, de todas esas mujeres, una de ellas es un postizo, un trampantojo, un guiño a su suerte, tal vez a la nuestra, una triste mueca. María Pérez Lacruz, nunca pudo ser una mujer corriente, nunca estuvo en esa foto, alguien se otorgó el derecho de arrebatarle la dignidad y despues la vida. Representa uno de los mayores despropósitos generados por la Guerra Civil Española y uno más de los inacabales ejemplos de la vileza del género humano. ¿Quien puede creer en ningún "DIOS" después de esto?.
María Pérez Lacruz, durante la guerra participó de lo que se denominó la Columna de Hierro (milicianos que lucharon en el Frente de Teruel procedentes de Sagunto, Valencia o Alcoy).
"Terminada
la guerra, María, embarazada, decide quedarse. Tiene la conciencia
limpia y no cree que alguien pueda desearle algo malo. Alguien se chiva
que anduvo en la Columna de Hierro. El 23 de abril de 1939 recibe
citación de la Guardia Civil. Se presenta en el cuartel voluntariamente,
con la cabeza bien alta. Se la rapan. Es sometida a escarnio público y
mandada de nuevo a casa, que ya la llamarán.
El
30 de mayo la llaman a declarar y pretenden que firme una declaración
confesando todas las acusaciones que pesan sobre ella. María no claudica y no firma esa declaración. La dejan en libertad. Era una broma,
claro. El 31 de mayo la detienen y
la encarcelan en Puerto de Sagunto.
A
María Pérez Lacruz se la acusa formalmente, gracias a testimonios
anónimos, de haber quemado iglesias, de haberse cargado a ocho curas y
un diputado y de haber asesinado también al cónsul boliviano en
Valencia. La defensa argumenta que nadie puede demostrar que participara
en la quema de iglesias, porque ni siquiera el que lo ha dicho dice
estar seguro del todo; que los curas y el diputado fueron asesinados
mientras María estaba ingresada en el Hospital de Valencia, tal como
demuestra el director del centro. Y lo más reprobable que nunca hubo un cónsul
boliviano en Valencia.
En
noviembre de 1939, embarazada ya de siete meses, es trasladada al
Hospital Provincial. Allí parirá en enero del 40. Nunca podrá a ver a su
hijo, o su hija. Es devuelta a los calabozos y de ahí a la prisión del
convento de Santa Clara, de la orden de las hermanas cárceleras de tanta
tradición en el país.
Ese
mismo año 1940 el Estado decreta orden para poder separar a los hijos
de sus madres republicanas a partir de los tres años para poder ser
reeducados en hospicios públicos o religiosos. Lo dicho, el fascismo,
cuando da un golpe al Estado, se lo da tan fuerte que el Estado pierde
la conciencia.
En
enero de 1942 María es trasladada a la prisión provincial de Valencia y
el 29 de julio se celebra el Consejo de Guerra que la condena a muerte
sin tener en cuenta la falta de pruebas. María Pérez Lacruz será
fusilada en el campo de tiro de Paterna, junto a seis hombres, la tarde
del 8 de agosto de 1942. Tenía 25 años"
Fue la última de las mujeres
fusiladas por el franquismo, acusada por su compromiso militante con los
anarquistas durante la guerra civil.
Que todos estos testimonios de hombres y mujeres que murieron por querer ser libres, nos sirva de ejemplo y que su reconocimidento nos haga reflexionar.
Toda la gloria para ellos.